jueves, 9 de febrero de 2017

EL PAPEL DE LOS PADRES CUANDO LOS PADRES PIERDEN LOS PAPELES (II)

Tal y como señalábamos en la entrada anterior, es bueno como padres mantener una actitud firme de rechazo a la violencia en el deporte en cualquiera de sus formas, empezando por las agresiones y faltas de respeto verbales. Y ello lo podemos conseguir dando diferentes pasos, en función de la gravedad de la situación.

En ocasiones, dar una respuesta al propio agresor en el momento, desde la calma y la firmeza, es suficiente para a que estas actitudes desaparezcan. Por eso es importante prepararnos para intervenir en el mismo momento en que ocurren estos incidentes. Es bueno que demos una respuesta directa; no hablamos de repeler la agresión con otra agresión en forma de insulto o falta de respeto, porque eso reforzaría su actuación y nos convertiría a nosotros también en agresores. Pero no vale quedarse callados, porque esto acaba generando en los chicos y chicas una sensación de indefensión; ellos no tienen recursos por sí mismos para afrontar este tipo de conflictos “de adultos” y su figura de referencia le está enviando un mensaje de pasividad. Resultado en la mente del chico o chica: no queda otra que callarse y aguantar el chaparrón.

Por contra en ocasiones los niños y jóvenes reaccionan con un efecto pendular: pasan del extremo de la indefensión ya comentada al de la agresión, que es la respuesta que le está ofreciendo el padre que falta al respeto a los demás repetidamente. Estos son las dos pautas que está observando, y es bueno recordar que los niños aprenden por observación e imitando. Cualquiera de las dos opciones les aleja de los valores deseables que buscamos en el deporte formativo: respeto, convivencia, tolerancia…

¿Cómo salimos de este bucle para que mi hijo tenga otra visión de cómo resolver los conflictos? Actuando desde un rol asertivo; es decir, mostrando nuestra oposición y rechazo a las actuaciones del padre que insulta y explicándoselo a nuestro hijo, haciéndole ver que no es tolerable y que hay que ponerle límites. Aquí van algunas recomendaciones concretas:

1- Cuando detectamos la primera falta de respeto, nos dirigimos educadamente al padre o madre en cuestión y le pedimos que deje de hacerlo.

2- Si su actitud no cambia, lo pondremos en conocimiento del entrenador al acabar el partido o en los días sucesivos. Siendo discretos y, a la vez, persistentes. Tiene que llegarle el mensaje de que estamos en desacuerdo con esos comportamientos y que no los vamos a permitir en el equipo de nuestro hijo o hija.

3- Si no hay respuesta del entrenador o no hay cambios apreciables en el padre, lo pondremos en conocimiento del responsable técnico del club, a título informativo, y de nuevo pidiendo que actúen para poner límites a este padre.

4- Si la escalada continúa, habrá que poner los hechos en conocimiento de la directiva, apelando al Reglamento del club que previamente debemos conocer. Y si no lo conocemos, hay que solicitarlo, ya que es un derecho que tenemos como padres al formar parte de una institución deportiva.

5- Por último, si las actuaciones anteriores no han tenido efecto, y en función de la gravedad de las faltas de respeto/agresiones, hay que plantearse denunciar estos hechos a las autoridades a través de la Policía Nacional  o la Guardia Civil.

Padres y madres, recordad: con vuestra actuación estáis enviando un mensaje de protección a vuestro hijo y estáis transmitiéndole valores fundamentales para su crecimiento personal: respeto, cooperación, seguridad, amabilidad, diversión, responsabilidad, tolerancia, bondad… Y la lista podría continuar unas líneas más. Son tantas las ventajas de intervenir en estos casos que merece la pena hacerlo. Desde Escuela DCP os animamos a ello.    










1 comentario:

  1. Hola. Les contacto porque este proyecto nos parece interesante. Creemos que podemos ayudarles a conectar con más gente y nos gustaría transmitirle una propuesta

    Si están interesados, por favor, contáctenos al email javega@olympomedia.com

    ResponderEliminar