El pasado 24 de mayo tuvimos el placer de compartir nuestras reflexiones con los padres y madres del Club de Triatlón Vicálvaro, en una charla organizada en colaboración con dicho club y con Ineo Psicología. Desde aquí, queremos agradecer a ambas entidades el trabajo conjunto llevado a cabo para desarrollar la actividad. Asimismo queremos agradecer a los asistentes su implicación y aportaciones, como siempre muy enriquecedoras para nosotros.
El título de la charla es el que encabeza esta
entrada, y en ella abordamos diferentes temas de interés para quienes, de una u
otra forma, participamos en la formación deportiva de nuestros jóvenes. Debido
a la limitación de tiempo, ofrecimos pinceladas generales acerca de dichos
temas, emplazando a los padres y madres asistentes a desarrollarlos más
ampliamente en un taller de mayor duración de cara a la próxima temporada.
A modo de conclusiones, queremos compartir con los
lectores de nuestro blog algunas de las ideas sobre las que hablamos en la
charla:
- Existe una clara
necesidad de espacios dirigidos a la orientación de padres y madres en relación
a su papel en el deporte de sus hijos e hijas. Escuela DCP, a través de sus
acciones formativas, trata de ofrecer dicha orientación.
- La Asociación Española de Pediatría recomienda que
niños y adolescentes practiquen actividad física vigorosa una hora al día,
cinco días a la semana. Un elevado porcentaje de nuestros jóvenes no las
cumple, lo que puede conllevar consecuencias físicas similares a las de la
hipertensión, el tabaquismo o la obesidad.
- En categorías de formación,
deporte y estudios no sólo pueden, sino que deben ser compatibles. Nuestro ideal es convertir la
actividad deportiva en la segunda prioridad en el escalafón de actividades
formativas de nuestros jóvenes, debido a su potencial y a los múltiples
beneficios que ofrece a nuestros jóvenes, especialmente en las áreas física,
psicológica, cognitiva y social.
- La práctica
deportiva va indisolublemente unida al crecimiento personal, a través del
desarrollo de valores y capacidades transversales al deporte y a la vida. Este
aspecto choca con la ausencia de una legislación deportiva que regule los
objetivos, principios y competencias básicas que dicha práctica debe promover.
- El 99,8% de las
personas que practican deporte no llegan a dedicarse a él de manera profesional
(2 de cada 1000); pero todos son ciudadanos, todos forman parte de la sociedad.
Por ello, una gran parte de los esfuerzos de padres y madres, entrenadores y
demás figuras vinculadas a la actividad deportiva deben ir orientados a la
formación humana de todo deportista.
- En relación con lo
anterior, un entorno deportivo adecuado debe promover valores personales
aplicables a cualquier ámbito de la vida cotidiana. Y es esencial que dicho
contexto esté alineado con los valores y enseñanzas familiares. De lo
contrario, el niño o niña puede verse sometido a una presión que perjudique su
disfrute.
- El desarrollo de
valores como la tolerancia, la convivencia o el respeto por la diversidad nos
ayuda, además, a algo tan necesario como erradicar la violencia de los entornos
deportivos. Los padres y madres de deportistas tienen un papel fundamental en
este terreno.
- Por ello, como padres no es necesario que orientarse
hacia la búsqueda de un deporte específico para cada chico o chica; nosotros
apostamos por la integración en entornos enriquecedores para ellos,
independientemente del deporte que practiquen.
-
En ocasiones, el entorno familiar transmite niveles de sobreactivación o de
exigencia excesivos. Ello suele conducir a situaciones de “burnout”
(“quemarse”) que hacen que el deportista deje de disfrutar del deporte y, bien
quiera abandonarlo, bien siga practicándolo bajo niveles de estrés muy
perjudiciales.
-
Debemos distinguir entre “motivar” y “activar” a nuestros deportistas. Lo
primero es un proceso constante que debe darse durante toda la vida deportiva;
lo segundo es una acción orientada a mejorar su rendimiento puntualmente (por
ejemplo, ante una competición específica).
-
Como padres y madres, es fundamental desarrollar la capacidad para motivar,
acompañando así a hijos e hijas en la carrera de fondo que es para ellos su
actividad deportiva. Recordad: no necesitan otro entrenador que les corrija,
sino un padre/madre que les refuerce y motive.
-
Por último, hay que recalcar que sin el tesón, esfuerzo y sacrificio de padres
y madres, muchos chicos y chicas no practicarían deporte.
Como siempre, esperamos que estas reflexiones
compartidas sean de vuestro interés.